Cultivar tus propios trasplantes de huerto a partir de semillas es bastante sencillo, pero a veces puedes encontrarte con problemas. A continuación te explicamos cómo identificar y resolver algunos de los problemas más comunes con los que te puedes encontrar al iniciar el cultivo de semillas en interior.

Cuando las plantas que has cultivado a partir de pequeñas semillas crecen y producen abundantes cosechas, te sientes especialmente satisfecho. Si sigues estos 10 pasos para sembrar plantones en el interior, tendrás un buen comienzo.

A veces, las semillas no germinan o las plántulas crecen con dificultad y un aspecto poco saludable.

Hay muchas razones por las que las semillas no germinan o un plantón muere de repente antes de convertirse en plantas sanas. Algunas de ellas no tienen nada que ver contigo, pero hay otras que puedes prevenir con un poco de conocimiento.

La mayoría de los problemas que conducen al fracaso tienen que ver con el entorno de la siembra. A continuación se ofrecen algunos consejos para evitar problemas en el arranque de las semillas.

Identificación de los problemas de germinación de las semillas

Hay varios problemas que pueden impedir que una semilla germine. El primer paso es utilizar semillas de buena calidad de un proveedor de confianza. Algunas semillas simplemente tienen un bajo índice de germinación, pero esto debe indicarse en el paquete de semillas en una declaración que puede sugerir una siembra abundante. Si confía en la calidad de sus semillas y sigue teniendo problemas, revise la siguiente información paraa ver si te ayuda a identificar tus problemas de arranque de semillas.

No hay tiempo suficiente para que germinen las semillas

Las instrucciones del envase de las semillas indican el tiempo que tardarán en germinar. Se trata sólo de un tiempo medio basado en condiciones de cultivo perfectas, como la temperatura, la humedad y el medio de iniciación de las semillas. Los entornos de cultivo que no sean ideales requerirán más tiempo para que las semillas germinen.

Solución: Dale a tus semillas unos días más.

Además, considere la posibilidad de germinar previamente sus semillas. La germinación previa es un método que consiste en germinar las semillas con una toalla de papel húmeda antes de plantarlas en un medio de cultivo. La germinación suele ser más rápida porque las semillas reciben las condiciones ideales de humedad, aire y temperatura.

  • Cómo pregerminar las semillas para que germinen más rápido

Semillas demasiado viejas o mal almacenadas

La mayoría de las semillas pueden durar varios años si se almacenan al abrigo del calor, la humedad y la luz. Las semillas más viejas tendrán un índice de germinación reducido. Incluso si las semillas más viejas germinan, puede que no tengan el vigor necesario para producir plantas sanas como cuando eran nuevas.

Solución: Compra semillas nuevas cada año y comprueba si las antiguas brotan. Si no brotan, sustituye las semillas viejas por otras nuevas.

Algunas semillas, como las de cebollino, perejil, chirivía y cebolla, pierden su viabilidad al cabo de un año, por lo que hay que comprar semillas nuevas cada año.

  • Prueba sencilla de germinación de semillas

Humedad insuficiente o excesiva

Las semillas necesitan humedad para germinar, pero se pudrirán si la tierra está demasiado húmeda. Si el medio de siembra está demasiado seco, la humedad no penetrará en la cubierta de la semilla y hará que brote. La tierra saturada hará que la semilla se pudra.

Solución: Humedezca previamente la mezcla de siembra antes de hacer bloques de tierra o llenar los recipientes de siembra. La tierra debe estar húmeda, pero no empapada.

Una vez sembradas las semillas, cubre la bandeja con una cúpula de humedad para retener la humedad. Si la superficie de la tierra se seca, rocíala con un pulverizador hasta que vuelva a estar húmeda. Retira la cúpula cuando broten las semillas y colócalas bajo las luces.

Semillas plantadas a demasiada profundidad

Cada semilla tiene un aporte de nutrientes para alimentarse mientras germina y crece hasta convertirse en una plántula. Las semillas que se plantan a demasiada profundidad lucharán por alcanzar la superficie del suelo y pueden quedarse sin nutrientes. Si el brote no llega a la superficie y no recibe luz, morirá bajo el suelo. Si el brote consigue abrirse paso, la lucha puede debilitar la plántula.

Solución: Consulte el envase de las semillas para saber cuál es la profundidad de siembra correcta. En general, siembre las semillas a una profundidad que sea el doble del tamaño de la semilla. Por ejemplo, si su semilla mide 1/4 de pulgada de ancho, siémbrela a 1/2 pulgada de profundidad. Es mejor sembrar las semillas demasiado poco profundas que demasiado profundas.

Procura no comprimir la tierra sobre las semillas al sembrarlas. La tierra debe ser lo bastante firme para retener la humedad, pero no tan compacta que la plántula no pueda abrirse paso.

Si el paquete de semillas indica que necesitan luz para germinar, siémbralas sobre la tierra y riégalas con un pulverizador. La suave lluvia de agua debería bastar para empujar las semillas hacia la tierra. Coloca los recipientes de semillas bajo la luz.

Temperatura demasiado caliente o fría

Las semillas necesitan calor y humedad para brotar. La cantidad de calor es diferente para cada tipo de semilla. Si las semillas se siembran en un suelo demasiado frío, pueden permanecer latentes o incluso pudrirse. Si las semillas se siembran en un suelo demasiado caliente, el calor matará la semilla.

Por lo general, las semillas de las plantas de estación fría germinan a temperaturas del suelo de 60-70˚F. Las plantas de estación cálida germinan a temperaturas de unos 75-85˚F.

Solución: Compruebe en el paquete de semillas la temperatura óptima del suelo para la germinación. Controle la temperatura de la zona en la que se encuentran las bandejas de semillas. Para obtener más calor, coloque las bandejas de semillas en una zona cálida para la germinación o utilice una esterilla calefactada para calentar el suelo. Para temperaturas más frías, considere la posibilidad de colocar las bandejas de semillas en el sótano, donde suele hacer menos calor.

Diagnosticar los problemas de las plántulas

Hay otras cuestiones que pueden suponer un reto para tus plantones una vez que las semillas germinan y la planta empieza a crecer.

Los semilleros necesitan luz, humedad, calor, buena circulación de aire y nutrientes para desarrollarse. Mantener ese equilibrio ayuda a los semilleros a convertirse en plantas sanas. A menudo, los semilleros comunican las deficiencias, lo que te da tiempo para corregir algunos problemas. Sólo tienes que saber qué buscar.

Las plántulas brotan y luego mueren

La semilla puede romper la superficie del suelo para luego marchitarse y morir, o una plántula de aspecto saludable puede caerse y morir repentinamente.

El damping-off es una enfermedad fúngica transmitida por el suelo que afecta a las semillas y a las nuevas plántulas. Está causada por hongos que prosperan en entornos con exceso de humedad y escasa circulación de aire.

Solución: Para evitar la aparición de hongos, lava bien los recipientes de siembra antes de usarlos. Siembra también las semillas en una mezcla fresca y estéril para no introducir hongos ni enfermedades en las vulnerables plántulas. Asegúrate de que el aire circule bien y evita regar en exceso. Una pizca de canela en la superficie de la tierra también parece inhibir la aparición de hongos.

Moho blanco difuso o verde en el suelo

El moho blanco o verde en la superficie de la tierra es un buen indicio de que el medio de cultivo está demasiado húmedo. El moho también está causado por hongos que prosperan en ambientes húmedos. El moho no dañará tus plantas siempre que tomes medidas.

Solución: Si observa moho blanco o verde en la superficie del suelo, utilice un tenedor para rascar la tierra y aumentar la aireación. A continuación, proporcione un buen flujo de aire colocando un ventilador cerca para que las plántulas tengan movimiento de aire.

Riega las plántulas desde abajo cuando la tierra esté seca. La forma más sencilla de hacerlo es colocar el recipiente en una bandeja con agua caliente y dejar que las plantas absorban la humedad por los agujeros de drenaje durante unos minutos. Retira los recipientes y deja que se escurra el agua sobrante. Controla las plántulas todos los días para asegurarte de que no se sequen.

Plántulas con patas

El crecimiento alto y caído es una buena señal de que la planta no está recibiendo suficiente luz. La luz solar directa del alféizar de una ventana puede no proporcionar los niveles de luz adecuados para sus plantas. Las plantas cojas tienen tallos delgados y débiles y grandes espacios entre las hojas. Esta condición puede debilitar las plantas, atrofiar su crecimiento y hacerlas más susceptibles a plagas y enfermedades.

Solución: Para evitar que las plantas se queden cojas, asegúrate primero de que reciben suficiente luz. Los plantones necesitan al menos entre 12 y 16 horas de luz al día. Utiliza luces de cultivo y mantén la luz a unos 5 cm por encima de los plantones. Considera la posibilidad de añadir otro dispositivo de iluminación para que las plantas reciban suficiente luz.

Si tus plantas reciben mucha luz, los tallos enjutos también pueden indicar que el medio de cultivo está demasiado seco, el ambiente es demasiado caluroso, hay demasiado fertilizante o las plántulas están superpobladas.

Solución: Mantén el medio de cultivo uniformemente húmedo, retira las plántulas de la esterilla calefactora o llévalas a una zona ligeramente más fresca, reduce el abono y evita el hacinamiento raleando las plántulas.

Hojas descoloridas

El follaje descolorido suele indicar una carencia de nutrientes. Las hojas de color amarillo pálido pueden significar una escasez de nitrógeno, los bordes de color bronce podrían indicar una carencia de potasio y la falta de fósforo puede hacer que el envés de las hojas adquiera un color púrpura.

Cuando las semillas germinan por primera vez, son capaces de obtener nutrientes de la propia semilla. Esto mantiene a la plántula durante el proceso de germinación. Cuando las plántulas empiezan a formar sus primeras hojas verdaderas, es el momento de suministrar nutrientes adicionales.

Solución: Para evitar carencias de nutrientes, comience una rutina de abonado en cuanto se forme la segunda serie de hojas. Empiece con un abono orgánico de media dosis, como abono líquido de pescado o té de lombrices. Cada marca es diferente; siga las instrucciones de la etiqueta para obtener los mejores resultados.

Plántulas marchitas y moribundas

Si hay pequeñas moscas negras volando, es probable que se trate de mosquitos de los hongos. Los daños causados por los mosquitos de los hongos tienen un aspecto similar al de la enfermedad de la humedad. La planta brotará y se desarrollará, pero puede dejar de crecer de repente, y el follaje inferior puede amarillear y caerse. La planta morirá si las raíces están lo bastante dañadas como para impedir que la planta absorba la humedad y los nutrientes.

Los mosquitos de los hongos son insectos minúsculos que se sienten atraídos por la luz y el suelo húmedo. Aunque las moscas en sí no dañan las plantas, las infestan poniendo sus huevos en el suelo. Una vez que las larvas eclosionan, excavan profundamente en las raíces de la planta, alimentándose de su tejido y dificultando su crecimiento. Si tienes una infestación grande, matarán tu semillero.

Solución: Utilice trampas adhesivas amarillas para capturar y matar a los adultos. Siembre las semillas en una mezcla fresca y estéril. Después de abrir la bolsa, manténgala sellada para que permanezca seca y evitar que las moscas pongan huevos. Cuando plante las plántulas, utilice una mezcla para macetas que drene bien, añada una capa de arena hortícola encima, evite regar en exceso y deje que la superficie se seque entre riego y riego.

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Espero que estos consejos te ayuden a identificar y prevenir los problemas de arranque de las semillas y a conseguir que tus plántulas tengan un buen comienzo de crecimiento.

Para obtener los mejores resultados, comience con semillas frescas, recipientes limpios y una mezcla de siembra de buena calidad. Proporcione una iluminación adecuada, una buena circulación de aire y nutrientes. Mantenga una temperatura constante y la tierra húmeda, pero no demasiado. Pronto podrá trasplantar sus plántulas al jardín.

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